Según Francis Bacon, los científicos deben seguir dos reglas fundamentales: «Una, dejar de lado las opiniones y nociones preconcebidas, y la otra, evitar que la mente elabore constantemente deducciones o generalizaciones extravagantes». Sin embargo, es importante señalar que Bacon no estaba en contra de la generalización en sí, sino de la generalización prematura.
Bacon resumió en sus famosos «ídolos» las cuatro fuentes de error que, en su opinión, podían introducirse en la investigación científica.
Los ídolos según Francis Bacon:
1) Los ídolos de la caverna
Los ídolos de la caverna son prejuicios personales que surgen de la capacidad intelectual, las experiencias, la educación y los sentimientos de una persona. Cualquiera de estas cosas puede influir en la forma en que un individuo percibe e interpreta el mundo.
2) Los ídolos de la tribu
Los ídolos de la tribu son prejuicios debidos a la naturaleza humana. Todos los seres humanos tienen en común la capacidad de imaginar, desear y esperar, y estos atributos humanos pueden y suelen distorsionar las percepciones. Por ejemplo, es habitual que las personas vean los acontecimientos como les gustaría que fueran, en lugar de como son en realidad. Así, ser humano es tener la tendencia a percibir selectivamente.
3) Los ídolos del mercado
Los ídolos del mercado son prejuicios que resultan de estar demasiado influenciados por el significado atribuido a las palabras. Las etiquetas y las descripciones verbales pueden influir en tu comprensión del mundo y distorsionar tus observaciones sobre él. Bacon creía que muchas disputas filosóficas giraban en torno a las definiciones de las palabras y no a la naturaleza de la realidad. Vemos en esta última observación una similitud entre la filosofía de Bacon y el postmodernismo contemporáneo.
4) Ídolos del teatro
Los ídolos del teatro son los prejuicios que resultan de la adhesión ciega a cualquier punto de vista, ya sea filosófico o teológico.
