Con Protágoras de Abdera se inicia el periodo de la Filosofía Clásica.
Este periodo marca una nueva visión filosófica centrada en la cuestión antropológica, es decir: ¿qué es el hombre? ¿Qué puede saber? ¿Qué actos humanos pueden considerarse justos o injustos?
La pregunta sobre la arché y la physis, a la que filósofos como Tales de Mileto, Anaximandro y Anaxímenes trataron de dar respuesta, se deja un poco de lado.
Protágoras dirige su reflexión a la capacidad de conocer del hombre.
Biografía de Protágoras de Abdera
Protágoras fue un filósofo sofista nacido en la ciudad de Abdera (Tracia) en el año 491 a.C. y muerto en un naufragio en el 420 a.C.
Protágoras fue el fundador de la doctrina filosófica del relativismo, que afirma que no tenemos un criterio absoluto para juzgar si algo es falso o verdadero.
Se le acusó de impiedad o ateísmo porque afirmaba que las religiones y los dioses eran convenciones humanas.
Protágoras viajó por toda Grecia, estando varias veces en Atenas; gozaba de gran prestigio entre los políticos. Pericles, el famoso estadista de la ciudad de Atenas, pidió a Protágoras que redactara una nueva legislación para la colonia panhelénica de Turios.
Obra
Se dice que Protágoras de Abdera escribió una obra titulada Las Antilogías, pero se ha perdido, quedando sólo algunos fragmentos y testimonios.
Otras obras que se le atribuyen:
- Sobre la Verdad y Sobre el Ser: también conocido como los Escritos Demoledores;
- Sobre los dioses: una obra que posiblemente se utilizó para acusarle de impiedad;
El relativismo de Protágoras de Abdera
Protágoras defendió el relativismo filosófico que consiste en afirmar que el conocimiento humano no tiene ningún criterio que pueda establecer la verdad o la falsedad de los enunciados. Para él, todo es relativo.
Su famosa frase ilustra bien su doctrina relativista:
«El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son, mientras son, de las que no son, mientras no son».
Por «medida», Protágoras quiere decir «regla» o «norma», lo que establece algo; y «todas las cosas», quiere decir todos los hechos y experiencias humanas. El hombre es, por tanto, la regla última de todo conocimiento.
Esta frase, que se conoció como el principio del relativismo, se hizo famosa entre todos los filósofos relativistas de Occidente.
Con este principio, Protágoras niega cualquier tipo de doctrina filosófica que establezca un criterio absoluto que pueda distinguir lo verdadero de lo falso.
El único criterio es el hombre, o mejor dicho, cada ser humano individual. Cada uno tiene su propio criterio para definir lo que está bien y lo que está mal, lo verdadero y lo falso.
Por lo tanto, Protágoras afirmó lo siguiente:
Como cada cosa me parece a mí, así es para mí; como te parece a ti, así es para ti. Para el que tiene frío, es frío; para el que no tiene frío, no lo es.
En otras palabras, Protágoras sostiene que cada uno establece su propia verdad.
¿Cómo hacer más fuerte un argumento débil?
Debido a su relativismo, Protágoras decía que era posible hacer que un argumento débil se volviera fuerte.
Sin embargo, Protágoras no era partidario de utilizar esto para defender las injusticias; lo enseñaba como una técnica o metodología retórica, para mostrar cómo era posible defender con éxito un argumento que, en determinadas circunstancias, podía ser débil.
Por lo tanto, esta técnica permitiría que cualquier opinión se impusiera a la opinión contraria.
Esta técnica de Protágoras, animó a los jóvenes de su época a entrar en la vida política, en los tribunales o en las asambleas griegas, donde un buen argumento era siempre bien visto y necesario.
La moral de Protágoras
Una vez establecido que no hay un criterio absoluto para determinar lo verdadero y lo falso, tampoco hay un criterio para determinar el bien y el mal.
Por lo tanto, debido al relativismo, Protágoras se ve obligado a afirmar que no hay valores morales absolutos.
Para salir de este inconveniente, Protágoras aboga por una especie de utilitarismo moral. Para cada situación práctica de la vida, hay algo que es más conveniente hacer, algo más oportuno. El sabio es precisamente el que sabe lo que es útil y más conveniente, y sabe convencer a los demás para que reconozcan lo que es más apropiado.
En este caso, el mal y el bien se entienden como algo «útil», «menos dañino» para el individuo.
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Vieira, S. (2021, diciembre 06). Protágoras de Abdera. Filosofia do Início. Recuperado de https://filosofiadoinicio.com/es/protagoras/.