Pródico de Ceos

Pródico fue un filósofo precursor de Sócrates. Nació en Yulis, en la isla de Ceos, en el año 465 a.C., y murió en el 395 a.C., a los 70 años. Fue contemporáneo de Sócrates, Demócrito y Gorgias, y discípulo de Protágoras.

Platón cuenta que Pródico iba a menudo a Atenas como embajador de Ceos y, al igual que Gorgias, aprovechaba la oportunidad para ganar algo de dinero declamando sus composiciones y enseñando a los jóvenes de la ciudad.

Pródico formó parte de la primera generación de sofistas, y fue considerado un excelente profesor y maestro del arte de la oratoria. Era conocido en la antigüedad por sus finas distinciones lingüísticas y su preocupación por la corrección de los significados de las palabras, sirviendo de inspiración a Sócrates.

Sus enseñanzas se centraron principalmente en la ética y la retórica.

Obra

Hay poca información sobre las obras escritas por Pródico; los filósofos antiguos le atribuyen 3 obras llamadas:

  • Sobre la naturaleza;
  • Sobre la naturaleza del hombre;
  • Horai (Las estaciones);

Algunos estudiosos creen que las dos primeras obras mencionadas son en realidad una sola, pero con nombres diferentes.

La sinonimia

Pródico es conocido por la técnica de la sinonimia, que consiste en distinguir los distintos sinónimos de una palabra para determinar los matices de su significado. Esta técnica influyó en el método filosófico de la mayéutica, desarrollado por Sócrates.

En los diálogos de Platón, por ejemplo, se describe varias veces a Pródico como un filósofo cuya principal preocupación es el uso correcto de las palabras y sus significados.

En el Eutidemo de Platón, Sócrates se dirige a Clias, que está escuchando el discurso preliminar de los Misterios Sofísticos, cuyo primer punto es, según Pródico: «debes aprender sobre la corrección de los nombres».

La ética de Pródico

En el ámbito ético, Pródico reinterpretó el mito de Hércules en la encrucijada para enseñar sobre la elección entre el vicio y la virtud.

En esta interpretación, Pródico enseña que la virtud es la mejor manera de lograr la verdadera ventaja y la verdadera utilidad.

En una obra pseudoplatónica llamada Erixias, la ética de Pródico se describe en términos relativistas. Lo que es bueno para un hombre, puede no serlo para otro, y por tanto, no habría un criterio absoluto para juzgar algo éticamente.

Sobre los dioses

Pródico interpretó a los dioses griegos de una manera bastante original y crítica.

Para él, los dioses son la hipostatización de lo útil y lo ventajoso. Esto significa que los hombres consideraban dioses al sol, la luna y todos los demás fenómenos naturales que nos benefician, es decir, que nos son útiles.

Con esto, se le clasificó como ateo, aunque es probable que sólo ofreciera una explicación del origen de los conceptos de dioses, pero no con la intención de negarlos.

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