Hugo Grocio

¿Quién fue Hugo Grocio?

Hugo Grocio fue un humanista y jurista holandés cuya filosofía del derecho natural tuvo un gran impacto en el desarrollo del pensamiento político del siglo XVII y en las teorías morales de la Ilustración.

Grocio dominó el latín y el griego a los 12 años y se doctoró en derecho en Leyden a los 16. Como abogado de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, se vio envuelto en una controversia derivada del apresamiento de un galeón portugués en el Estrecho de Malaca, que le llevó a investigar los fundamentos generales de la legalidad de la guerra, lo que dio lugar a su obra De Jure Praedae (Sobre el derecho de captura), escrita en 1604 pero no publicada hasta 1868, que le llevó a interesarse de forma permanente por el derecho internacional y constituyó la base de su posterior obra maestra Sobre el derecho de la guerra y la paz (1625). Grocio defendió el principio general de que el océano es libre para todas las naciones.

Su creencia en la tolerancia y en las formas racionales de resolver las disputas se basaba en un profundo respeto por la verdad, heredado de la tradición humanista de Erasmo. Grocio creía que la piedad era una base suficiente para la reconciliación entre católicos y protestantes.

El pensamiento de Hugo Grocio fue, en parte, fruto de su formación temprana con el gran erudito Joseph Scaliger, uno de los primeros en enfatizar la convicción gramatical en lugar de la conveniencia doctrinal en la interpretación de la Biblia.

El derecho natural según Hugo Grocio

La principal contribución de Grocio a la filosofía fue su inequívoca defensa del Derecho Natural (que defiende la seguridad de la propiedad, la buena fe y el trato justo) como un conjunto de principios racionalmente discernibles que vinculan a los ciudadanos, a los gobernantes y a Dios. La validez de dicha ley era un lugar común del pensamiento cristiano, pero la desunión de la cristiandad tras la Reforma, junto con los desafíos seculares a la autoridad de la Iglesia, hicieron que su validez fuera difícil de defender por motivos religiosos.

Además, la Realpolitik perseguida por los gobernantes de los nuevos estados-nación, popularizada por Maquiavelo, hizo que el contenido de la antigua ley de la naturaleza pareciera algo artificial. Por ello, Grocio esbozó un fundamento para el derecho natural que lo haría independiente de la religión.

La ley natural, afirmaba Grocio, es «un dictamen de la recta razón, que indica que un acto, según sea o no conforme a la naturaleza racional, tiene en sí mismo una cualidad de bajeza moral o de necesidad moral; y que, en consecuencia, tal acto está prohibido o mandado por el autor de la naturaleza, Dios

No era obligatorio porque Dios lo ordenara; más bien, Dios lo ordenó porque era obligatorio. «Así como Dios no puede hacer que dos por dos no sean cuatro, tampoco puede hacer que lo que es intrínsecamente malo no sea malo«. En otras palabras, Grotius asimiló el conocimiento moral al conocimiento matemático.

La ley natural y la razón

Además, Grocio sostenía – con Aristóteles y los estoicos – que somos sociales por naturaleza y, por tanto, tenemos un interés natural en el mantenimiento del orden social.

Las reglas del derecho natural son, por tanto, evidentes para nosotros como animales sociales dotados de razón, «pues la propia naturaleza humana – que nos llevaría a las relaciones mutuas de la sociedad aunque no nos faltara nada – es la madre de la ley de la naturaleza».

Grocio sostenía que todas las demás leyes estaban subordinadas al derecho natural. El derecho civil, por ejemplo, dependía para su validez, en última instancia, de la obligación natural de buena fe de cumplir los pactos.

El tratamiento de Grocio del Derecho de Gentes fue especialmente interesante e importante, pues transformó lo que había sido un sistema de derecho privado que establecía las relaciones entre súbdito y súbdita pertenecientes a diferentes naciones, en un sistema de derecho público que establecía las relaciones entre Estado y Estado.

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