¿Qué es el cinismo?
El cinismo fue un movimiento filosófico, o forma de vida, inaugurado en la segunda mitad del siglo IV a.C. por Antístenes y Diógenes de Sínope. Este movimiento continuó en fases de popularidad hasta el final del mundo grecorromano en el siglo VI d.C. Comprendía una sucesión de individuos que imitaban la vida y las prácticas de Antístenes y Diógenes, y nunca fue una Escuela organizada con dogmas oficiales, sino un núcleo tradicional de preceptos y comportamientos.
Según el cinismo, el propósito de la vida es la felicidad, que se consigue viviendo una vida de virtud y autosuficiencia de acuerdo con la naturaleza. Este principio es común al cinismo y al estoicismo, pero difieren en su interpretación.
La felicidad
Para el cínico, la felicidad depende de la autosuficiencia, que es una cuestión de actitud mental. El camino hacia la autosuficiencia consistía en desvincularse activamente de cualquier influencia, externa o interna, que pudiera restringir la libertad individual. Por ejemplo, la actitud del cínico hacia la prosperidad no era una indiferencia imperturbable, sino una hostilidad intransigente. El dinero es la fuente de todos los males. La solución no está en la moderación o la templanza, sino en la erradicación de la codicia y de todos los deseos inferiores.
La propiedad puede implicar vínculos, de modo que el cínico no tiene ninguna propiedad y repudia a la familia y a la comunidad, y todos los valores convencionales de nacimiento, clase, posición, honor o reputación.
Vivir según la naturaleza
Una vida vivida de acuerdo con la naturaleza se limita al mínimo necesario para la existencia. La fuerza motriz es la búsqueda de la inviolabilidad. Cuanto más se posee, más se desea; cuanto más se implica, más amplias son las necesidades; cuanto mayores son las necesidades, más vulnerable se es.
Pero si todas las necesidades, excepto las absolutamente básicas, son el resultado de una convención, es posible liberarse de ellas. Esto es evidente en la conducta de los animales que no se rigen por las convenciones y en el ideal de los dioses que no tienen necesidades.
Antístenes, el fundador del cinismo
Antístenes (445-365 a.C.), considerado el fundador del cinismo, estudió con el sofista Gorgias y más tarde fue compañero de Sócrates. Tras perder completamente la fe en la filosofía, renunció a su cómoda vida de clase alta. Creía que la sociedad, con su énfasis en los bienes materiales y el estatus, era una distorsión de la naturaleza y debía evitarse.
Mostrando un parentesco tanto con los sofistas como con los escépticos, Antístenes cuestionó el valor de las actividades intelectuales, diciendo, por ejemplo, «un caballo puedo ver, pero la caballería no puedo verla».
Antístenes predicaba una filosofía de vuelta a la naturaleza que implicaba una vida libre de deseos, pasiones y las muchas convenciones de la sociedad. Sentía que la verdadera felicidad dependía de la autosuficiencia.
La búsqueda de la vida sencilla, independiente y natural era lo que caracterizaba al cinismo.
Diógenes el Cínico
La considerable fama de Antístenes fue superada por su discípulo Diógenes (ca. 412-323 a.C.). En su vida personal, Diógenes rechazó la religión, los modales, la vivienda, la comida y la moda convencionales. Vivía de la mendicidad y proclamaba su hermandad no sólo con todos los humanos, sino también con los animales.
Se dice que Alejandro Magno le visitó una vez y le preguntó si podía hacerle algún favor; «Sólo quiero que te apartes de mi sol porque me haces sombra» fue su respuesta. La leyenda también dice que Alejandro estaba tan impresionado por su autosuficiencia y falta de miedo que dijo: «Si no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes«. Curiosamente, se dice que murió en Corinto el 13 de junio de 323 a.C., el mismo día en que Alejandro murió en Babilonia.
Llevó una vida extremadamente primitiva y recibió el apodo de Cínico, que significa literalmente «perro». De hecho, los cínicos sostenían que los animales no humanos proporcionan el mejor modelo para la conducta humana.
En primer lugar, todas las necesidades de los animales no humanos son naturales y, por tanto, su satisfacción es sencilla. En segundo lugar, los animales no humanos no tienen religión.
Está claro que el mensaje principal de los cínicos era que la naturaleza, y no las convenciones sociales, debía guiar el comportamiento humano. Las convenciones sociales son invenciones humanas, y vivir según ellas provoca vergüenza, culpa, hipocresía, codicia, envidia y odio, entre otras cosas.
Por lo tanto, el cínico rechaza la familia y todas las distinciones basadas en el nacimiento, la posición, la raza o la educación. Además, hacer sacrificios por los demás, el patriotismo y la devoción a una causa común eran considerados por los cínicos como simples tonterías. Además del individualismo, los cínicos solían abogar por el amor libre y se veían a sí mismos como ciudadanos del mundo y no de un país concreto.
El cinismo en la historia de la filosofía
El cinismo se ha convertido en un tema constante en la historia de la filosofía. En la época del Imperio Romano, las reacciones ante el personaje de Diógenes eran ambivalentes: paganos y cristianos lo alababan por su vida de pobreza voluntaria y lo condenaban por obscenidad. Veremos manifestaciones posteriores del cinismo en las filosofías de Rousseau y Nietzsche y en la psicología humanista.
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Vieira, S. (2022, febrero 09). Cinismo. Filosofia do Início. Recuperado de https://filosofiadoinicio.com/es/el-cinismo/.